Llama iglesia a respetar la dignidad y derechos de los migrantes
La Iglesia Católica hace un llamado a las autoridades para respetar la dignidad y los derechos humanos de los migrantes que buscan cumplir el sueño americano
Marvin Bautista / Diario del Sur
Ante el problema migratorio que se ha agudizado tanto en la frontera sur y norte del país, la iglesia católica llamó a las autoridades a respetar la dignidad y los derechos humanos de los migrantes que buscan cumplir el sueño americano.
En su mensaje dominical, el obispo de Tapachula Jaime Calderón Calderón afirmó que la iglesia ha defendido y promovido el derecho natural e inalienable que toda persona tiene de migrar o no migrar, enseñando y defendiendo que toda persona tiene derecho de encontrar en el propio país oportunidades económicas, políticas y sociales que le permitan alcanzar una vida digna y plena.
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Hay familias del pueblo que año tras año tienen el compromiso de regalar los vestidos para revestir la imagen de la Santísima VirgenDijo que también se reconoce el derecho de los estados de controlar sus fronteras y deber de acoger y velar por los derechos del migrante, quien a su vez debe respetar el patrimonio material y espiritual del país que lo acoge, obedecer sus leyes y contribuir a su desarrollo.
Señaló que independientemente de su situación legal, la vida, dignidad y los derechos de los migrantes deben ser reconocidos, respetados, promovidos y defendidos, los mismo que sus respectivos deberes.
El obispo indicó que la iglesia reafirma la necesidad prioritaria de un estado de derecho que proteja a las familias y particularmente de los migrantes y refugiados, que son agraviados por nuevas dificultades.
"El estado debe de ser garante de la igualdad de trato legislativo, y por lo tanto debe proteger todos los derechos de la familia migrante y refugiada, evitando cualquier forma de discriminación, en el ámbito del trabajo, la vivienda, la salud, la educación, y la cultura", sostuvo.
Puntualizó que se necesita de parte de todos un cambio de actitud hacia los migrantes y los refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación a una actitud que ponga como fundamento la cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor.