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Hermosillo29 de marzo de 2025
Localdomingo, 17 de mayo de 2020

Justicia divina: migrantes ven pandemia como ajuste de cuentas

Juan, un migrante deportado de Estados Unidos, asegura que es una "acción del Señor" contra los seres humanos

Juan Cortéz 1
/ Cortesía | Anny Peñuñuri
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Armando Aguilar / El Sol de Hermosillo

“Para mí esta contingencia es un ajuste de cuentas pienso yo. Del Señor contra los seres humanos, porque es muy fea esa enfermedad, es mucha gente la que está muriendo y al parecer se siguen contagiando y quién sabe cuánto va durar”, es la opinión de Juan Cortez.

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Un hombre de 50 años que vive en las vías del tren, quien a pesar de las carencias que tiene, considera que el virus es real pero asegura que él vive con la protección de Dios.

En una estación de servicio, Juan habla con sus compañeros mientras espera a que pase un tren con destino a nuevas oportunidades, pues espera mejorar su situación y volver a Los Mochis, Sinaloa, con dinero.

Juan Cortéz y Gonzalo García
/ Cortesía | Anny Peñuñuri

A pesar de las medidas de higiene y las condiciones en las que se encuentra el señor Cortez, sus opiniones acerca del Covid-19 se encuentran al día, pues asegura que se dedica a leer el periódico “parece que están teniendo problemas las naciones por la economía y todo eso”, comentó.

“Sí creo porque fueron muchos los muertos por allá por China, luego por Italia y lo miró como contra la religión católica, porque ha pegado más duro donde está el corazón de la Iglesia Católica, allá por Roma y esas partes”, explicó.

Incluso con la falta de alimentos, agua y servicios públicos, Juan reveló que sus compañeros utilizan cubrebocas o gel antibacterial, sólo aquellos que pueden, pues hay personas que no tienen zapatos.

También reveló a El Sol de Hermosillo que hace 27 años, él fue deportado y desde entonces tiene seis años en Hermosillo, donde vive al día y espera volver pronto a casa de sus padres.

“Me deportó migración ahí a la frontera y en lugar de ir para la casa pues mejor me he quedado por aquí, porque me da pena estar tanto tiempo por allá y no tener un par de zapatos es algo difícil”, reflexionó al observar los autos pasar por el bulevar Enrique Mazón López.

A su vez, Gonzalo García Meza, de 66 años de edad, quien se encuentra sentado con una pierna apoyada sobre la otra, sostiene un crucigrama y bolígrafo entre sus manos dice que la contingencia aún no ha mostrado lo peor, ya que todavía no termina.

Juan Cortez 2
/ Cortesía | Anny Peñuñuri

“A ver cómo se pone porque ya está feíto, muchos confinados, hay muchos a los que les pagaron el mes, otros no”, mencionó.

Gonzalo dijo que el futuro es incierto, porque aún no han encontrado la cura “está duro, muchos en estos tiempos se aprovechan que está solo y saquean, pues se pone difícil y también he sabido que le arrojan cloro a las pobres enfermeras y doctoras”.

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