Yaquis, del exilio a Yucatán a las disculpas de AMLO: lo que no sabías de la tribu
Actualmente mantienen una lucha para que se les reconozcan sus derechos al agua y territorio por medio de protestas y bloqueos carreteros
Daniel Johnson / El Sol de Hermosillo
La historia de la tribu yaqui ha estado marcada por la resistencia o insurrección, una característica que continúa hasta el día de hoy, ya que son conocidos como uno de los grupos indígenas que más ferozmente, y por más tiempo, han luchado contra la conquista y el despojo de sus tierras.
Lee también: Acueducto Independencia: las polémicas alrededor de la obra que piden cancelar
Actualmente mantienen una lucha para que se les reconozcan sus derechos al agua y territorio por medio de protestas y bloqueos carreteros, la resistencia yaqui inició hace cientos de años, y han atravesado momentos críticos para la historia mexicana como la independencia, el nacimiento de la república y la revolución.
En días pasados, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó una ceremonia donde se pidió perdón a la tribu yaqui, como representante del Estado mexicano, por los atropellos cometidos por gobernantes pasados a sus miembros.
La conquista de los españoles
Los primeros asentamientos del pueblo yoreme, como se llaman a sí mismos, surgieron en la ribera del río al que dan su nombre, extendiéndose hasta la costa, en el cerro Tetakawi. Tradicionalmente esta tribu vivía de la caza, la pesca y la agricultura en las tierras del sur del estado. A su llegada a tierras sonorenses durante los últimos años de la época prehispánica le sucedió la llegada de los primeros colonizadores, con los cuales iniciarían una época de conflictos.
El primer contacto con los yoris, nombre que le dan al "hombre blanco" o no yaqui, ocurrió en 1533. La expedición liderada por Diego de Guzmán se encontró con la tribu combatiente, donde terminarían varios indígenas prisioneros, quienes fueron obligados a ser los primeros guías para los españoles en las tierras inhóspitas de Sonora.
No sería hasta 1610 que los misioneros jesuitas lograron la paz con los yaquis, iniciando su transición hacia el catolicismo que ocurrió, en cierta medida, bajo sus propios términos; por más de setenta años habían resistido la toma de su territorio. Fue entonces cuando surgieron los ocho pueblos tradicionales que continúan hasta el día de hoy: Belem, Huirivis, Ráhum, Pótam, Vícam, Tórim, Loma de Bácum y Loma de Guamúchil.
Ante las crecientes presiones españolas para obtener cada vez más control del territorio, en 1740 la tribu se rebeló contra los yoris, obligándolos a reconocer su autonomía de costumbres, territorio y gobierno. Los colonizadores los dejaron también conservar sus armas, de las que no se separarían por siglos venideros; por primera vez en mucho tiempo se vivían tiempos de paz.
El México independiente
Las tensiones con invasores externos comenzaron a escalar hasta tocar su punto más alto durante la guerra y posterior independencia de México, que sucedería a los españoles en un conflicto constante para separar a la tribu de su territorio.
Desde 1825 hasta 1832 el jefe yaqui, Juan Banderas, encabezó una serie de campañas al frente de la “Confederación India de Sonora”, buscando la independencia para el pueblo. Sin embargo, este proyecto de nación, dentro del recién formado estado mexicano, fue sofocado con el fusilamiento de Banderas. Entre este periodo y 1868 los yaquis quedarían al borde de la desaparición, junto a los mayos, en constantes enfrentamientos contra el ejército, sin embargo nunca se rindieron.
En 1875 una nueva rebelión, dirigida por el líder yaqui más famoso, José María Leyva, apodado Cajeme (el que no bebe), empujó al gobierno del entonces mandatario de Sonora, Ignacio Pesqueira, al borde de la rendición, llevando una exitosa campaña contra el gobierno que buscaba imitar a su antecesor en la creación de un estado yaqui independiente en los ocho pueblos. Estas aspiraciones acabaron cuando Cajeme fue asesinado en 1887, poniendo los ojos del recién llegado porfiriato sobre el territorio.
Porfiriato y exilio a Yucatán
Porfirio Díaz, haciendo uso de todo el aparato legal y militar del país, aprobó la Ley sobre Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos en 1894, dando la carte blanche para la apropiación de las tierras tradicionales yaquis por parte de compradores respaldados por el ejército.
Para 1900, con la batalla de Mazocoba, los yaquis habían perdido la guerra contra el estado mexicano. El líder yaqui “Tetabiate”, de nombre Juan Maldonado, fue derrotado con pérdidas de vida irreversibles para la tribu; más de 400 muertos y otros miles de miembros de la tribu hechos prisioneros.
Los yaquis sobrevivientes fueron enviados como esclavos hacia los estados de Yucatán y Quintana Roo, donde fueron obligados a trabajar en las grandes haciendas de henequén, que proliferaron en el porfiriato. Algunos que lograron escapar de las tropas porfiristas tomaron refugio en el norte de Sonora y el sur de Arizona, donde se gestaría la participación yaqui en la revolución mexicana.
Bajo la promesa de recuperar el territorio perdido, los yaquis se unieron a la gesta revolucionaria, después de la cual el nuevo gobierno mexicano falló en cumplir, dando inicio a otro capítulo de resistencia y represión para este pueblo.
Luego de un periodo de guerra constante contra el gobierno de Alvaro Obregón, en 1937 el presidente Lázaro Cárdenas comenzó con una serie de restituciones por parte del gobierno hacia los yaquis, incluyendo el restablecimiento de los pueblos originales. Desde 1940, por decreto presidencial los yaquis gozan de 485, 235 hectáreas de territorio exclusivo en Sonora, donde han establecido su propia autoridad tradicional.
A pesar de los avances promovidos por Cárdenas, en la práctica la comunidad yaqui nunca ha dejado de luchar por el respeto a sus derechos, lo cual continúa hasta el día de hoy con los conflictos por el agua en el estado y la invasión de su territorio.
Hoy en día, asentados en la zona sur de Sonora, entre Cajeme, Guaymas y Bácum, continúan con la defensa de sus recursos naturales como el agua, sus tierras y su autonomía.