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Hermosillo31 de marzo de 2025
Tendenciaslunes, 26 de abril de 2021

El día que el presidente de México bombardeó Sonora

En uno de los conflictos menos discutidos de la historia de Sonora también se empleó una de las tácticas de guerra más modernas de su época: el avión bombardero.

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Los aviones Bristol Fighter F2.B fueron los utilizados por las fuerzas presidenciales para someter a los revolucionarios en Sonora / Foto: Cortesía | Samuel Banda
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Daniel Johnson / El Sol de Hermosillo

Dicen que el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano, pero rara vez esto se dice en referencia a las ocasiones en las que ellos mismos se han bombardeado entre ellos, con aviones y todo.

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La historia comienza en 1928, con una “rencilla” entre el entonces presidente de México, el General Lázaro Cárdenas, y el gobernador de Sonora Fausto Topete, también condecorado hombre de guerra de la revolución mexicana. ¿El escenario? Una de las insurrecciones menos discutidas en el México moderno: la Revolución Renovadora, cien por ciento pensada en Sonora, que de hecho fue el único estado que se unió a esta iniciativa.

Inconforme primeramente con el asesinato de su general en tiempos de la guerra, el también sonorense Álvaro Obregón, y además con la relación del poder federal con los gobiernos estatales, cuenta la historia que Topete y su gobierno se unieron a los rebeldes, fieles tanto a Obregón como a la causa federalista, revolucionarios en toda regla. Con ellos se firmó el Plan de Hermosillo, mediante el cual se le declaraba formalmente la guerra al gobierno mexicano.

Aunque conducidos por un estratega curtido en múltiples batallas, los rebeldes sonorenses no lograron someter a las fuerzas provenientes del resto del país, teniendo su derrota más aplastante en Masiaca, de donde se retiraron a la Perla del Mayo, la plaza de Navojoa, donde hicieron su último emplazamiento ante las tropas de Cárdenas. Lo que no se esperaban es que uno de los avances de guerra más modernos de esa época, el avión bombardero, sería lo que eventualmente traería su derrota.

El bombardeo:

Hasta las trincheras de Navojoa llegó el ultimátum del presidente Cárdenas: Rendirse pacíficamente y entregar la plaza o ser removidos por la fuerza. Los rebeldes se negaron. Esto dejó a las fuerzas presidenciales con un objetivo: recuperar la ciudad y reducir las bajas entre sus propias líneas. ¿Cómo hacerlo? Un enfrentamiento directo habría ocasionado muertes en ambos bandos, y los fieles a Topete no iban a rendirse. La solución: bombardear la Plaza de Navojoa hasta que todos los rebeldes hayan desaparecido o se rindan.

El 25 de abril de 1929 se dió la orden, y aviones volaron sobre la zona dejando bombas a su paso. Aunque el objetivo del bombardeo era someter y dispersar más que exterminar a la fuerza opositora, muchos de los ocupantes y presentes perdieron la vida en el acto, con una parte de ellos escapando a Ciudad Obregón, que también fue bombardeada ese mismo día.

En persecución de las fuerzas rebeldes fueron bombardeadas también Nogales y Hermosillo, aprovechando la superioridad aérea que los fieles a la nueva revolución no podían enfrentar. El movimiento terminaría por disolverse en poco tiempo.

Fausto Topete, despojado de su título de gobernador y de todas sus propiedades en México, ahora un hombre buscado por las autoridades, escapó a Estados Unidos donde permaneció por varios años hasta que se le permitiera volver al país como agricultor.

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