México, el país de los diarios de Andrés Sánchez Robayna
El escritor recientemente fallecido destacó por su vínculo con nuestro país y una entrañable amistad con Octavio Paz; aquí publicó sus diarios y poesía

Samir Delgado
Andrés Sánchez Robayna falleció el pasado 11 de marzo, a los 72 años. Su última visita a México fue en otoño de 2023 para asistir como invitado al festival poético de San Luis Potosí, la que sería una despedida que le mantuvo “sin habla”, por la belleza de la ciudad colonial mexicana.
Autor de una obra poética iniciada en los años 70 bajo el designio de la insularidad atlántica de su lugar de nacimiento, la isla de Gran Canaria, mantuvo una cercanía permanente con México, gracias a la amistad con Octavio Paz y las colaboraciones regulares en la revista “Vuelta”, donde participó durante años junto a otros autores como Ramón Xirau, uno más de los muchos exiliados del franquismo que hicieron de México su país de adopción.
Sánchez Robayna obtuvo el Prix Mallarmé en Francia en 2022 por la traducción de su libro “Por el gran mar”, el reconocimiento final a una trayectoria literaria de calado intercontinental, con una obra poética que inició en sus años de universidad en Barcelona y continuó desde la cátedra de literatura en la Universidad canaria de La Laguna. Allí dirigió la revista “Syntaxis” durante una década y fundó el Taller de traducciones que forjó un puente entre idiomas y autores de toda latitud. Su labor ensayística se materializó en un destacado interés por el siglo de Oro, Góngora y Sor Juana Inés de la Cruz, a quien dedicó un volumen en Fondo de Cultura Económica., FCE.
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En el FCE publicó tres libros de escritura diarística que se han convertido en un eslabón necesario para la memoria y la identidad de ambas orillas, Andrés Sánchez Robayna conservó una constante afectiva que se tradujo en una reiterada presencia suya en el panorama literario mexicano, la luminosidad de las playas de origen volcánico en las islas se hicieron una referencia de valor utópico en su escritura, anclada en una modernidad consciente de su valor como espacio de confluencias entre culturas.
Los títulos siguen presentes en librerías mexicanas, “La inminencia”, “Días y mitos” y “Mundo, año hombre”. En la editorial Vuelta, aparecieron poemas suyos en 1997 y en 2006 la editorial Aldus publicó una antología selecta bajo el título “Ideas de una existencia”. El poeta canario colaboró con artistas como Antoni Tàpies y Vicente Rojo, mantuvo una destacada amistad con José Ángel Valente, de quien fue albacea tras la muerte del poeta gallego.
La producción ensayística de Andrés Sánchez Robayna se incrementó notablemente en los últimos años, en especial con motivo de su jubilación académica, con volúmenes publicados por la editorial Galaxia Gutenberg que abarcan elementos del imaginario cultural que han persistido en el arte y en la literatura, como el vaso de agua o la llama de una vela.
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Su libro más reciente “Las ruinas y la rosa”, se publicó hace unos meses como un último deleite de fragmentos literarios que conjugan vida y pensamiento, percepción del paisaje y experiencia del tiempo, con una escritura que se consagra a la materialidad de la luz y a la meditación personal como lugares de realización humana en tiempos de incertidumbre y desconcierto.
Un solo libro con varias estaciones
Tras el fallecimiento del escritor Andrés Sánchez Robayna, en entrevista con El Sol de México, el autor Ernesto Lumbreras comparte su vínculo con el autor a quien conoció a mediados de los años 90.
Sánchez Robayna “fue una presencia cercana a Octavio Paz y Ramón Xirau. Eduardo Milán hacía énfasis en su año de nacimiento (1952). Su obra es un contraste en la tradición española, con una movilidad entre la poesía, la crítica de arte y el ensayo, no confluía con las coordenadas hegemónicas de la llamada poesía de la experiencia”.
Para Lumbreras, el poeta español “tenía un temperamento muy parecido a Paul Valery, y ese mar Mediterráneo de Montpellier, que el canario lo traduce en su experiencia visual de la ínsula atlántica. Sánchez Robayna fue un puente entre las dos riberas de la lengua española”, agrega el también editor.
“Le publicamos la antología en Aldus en 2006, una muestra esencial de sus temas. El poeta escribió un solo libro con varias estaciones, como en sus diarios publicados en el Fondo de Cultura Económica. El paisaje insular, la arena, la luz y el mar son una suerte de comunión con el espíritu del autor que estarán siempre presentes.
“Le debemos el cuidado fidelísimo a la obra de José Ángel Valente, quien fue como su hermano mayor, la última gran antología en lengua española es “Las ínsulas extrañas” hecho junto a Eduardo Milán y Blanca Varela del lado americano. Nos ha sorprendido su muerte, un poeta muy querido en México”.
El escritor y periodista Sabas Martín, miembro honorario de la Academia Canaria de la Lengua, manifestó su pesar por el fallecimiento, compartiendo unas palabras de memoria del escritor:“En alguna ocasión dijo que la poesía es el origen de todo. Creo que esa concepción de lo poético como matriz y motor de la percepción e interpretación del mundo subyace en el total de la escritura de Andrés Sánchez Robayna”, dice en entrevista.
“La mirada del poeta trasciende la apariencia para desvelar la esencia del existir a través de la palabra. Desde la contención de sus poemarios primeros (aquello de “la poesía del silencio”) a sus últimos libros, de más largo y extenso recorrido, hay un fluir desde lo íntimo hacia el universo en que se inserta, en una suerte de ósmosis o complementariedad que traspasa las fronteras de lo inmediato para remitirnos a la multiplicidad del ser y la naturaleza. Y junto al poeta, y en el poeta, están el ensayista, el docente, el traductor, el recuperador de escritores relegados a la ausencia y el olvido, facetas todas ellas de un mismo prisma que refleja la luz de un riguroso y meticuloso oficiante de la palabra. Su obra es ejemplo de exigencia y excelencia”.
La revista “Syntaxis”
La labor docente de Andrés Sánchez Robayna cultivó el diálogo con las jóvenes generaciones, mantuvo una destacada correspondencia con personalidades de la cultura contemporánea entre Europa y América, incentivando la traducción de libros y la publicación de investigaciones donde la vanguardia artística del siglo XX tuvo una especial atención.
Desde la isla de Tenerife, el escritor Francisco León comparte su experiencia como alumno y autor participante de la antología “Paradiso” de nuevas voces poéticas.
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“Nosotros creíamos verdaderamente, aunque un poco de modo instintivo en el proyecto colectivo que Andrés Sánchez Robayna había emprendido en Canarias y en España desde principios de los 80, todos esos proyectos se pueden resumir en un solo vector de fuerza, la necesidad de reincorporar la poesía y la cultura literaria en los procesos aún abiertos o inconclusos de la modernidad.
“Nos interesaban los poetas y escritores que, afirmados fuertemente en la tradición romántica y alimentados críticamente en las fuentes de las vanguardias históricas, estaban devolviendo a la poesía española la dimensión exploratoria y trascendental que había perdido. Esta premisa es la que defendía la revista ‘Syntaxis’, que leímos e hicimos nuestra en un curioso proceso de interpretación inversa, porque la leímos cuando estaba a punto de cerrar su periplo”.