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Puebla19 de febrero de 2025
Deportesmiércoles, 14 de octubre de 2020

La etología y su papel vital para la fiesta brava

El Zapata y los ganaderos JAy JM González analizan el comportamiento de los toros bravos en las dehesas y dentro de los ruedos

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El Zapata lidiando a una de las vaquillas. / Foto: Cortesía Juan Ángel Sainos
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Luis Miguel Martínez / El Sol de Puebla

El conocimiento del comportamiento animal fue decisivo para la supervivencia de los primeros Homo Sapiens. ¿Cómo podrían sino construir una trampa, o cazar presas peligrosas de mucho mayor tamaño que ellos mismos sin tener un verdadero interés sobre el comportamiento animal?

Hoy en día sabemos que esta ciencia, que se desprende de la biología: se llama Etología. El estudio del comportamiento animal, y actualmente, la vigencia de la actividad taurina, se basa en el estudio y observación del comportamiento del toro bravo en su estado natural.

URIEL MORENO “EL ZAPATA”

Para el matador Uriel Moreno “El Zapata”, la etología es imprescindible para los toreros y se debe gozar de un sentido muy desarrollado para descubrir las cualidades del toro y con ello estructurar y construir una faena. “Los toreros somos etólogos, si no observamos al toro: sus movimientos, su mirada y en general su comportamiento, pues sencillamente no haríamos ninguna faena”, señala.

El objetivo de la Etología es describir la conducta natural, explicar cómo se produce, qué función adaptativa cumple (su para qué) y su filogenia (su porqué) o evolución de los animales. De ahí la importancia de esta actividad en la tauromaquia.

Es hoy en día, de los pocos espectáculos que aún exigen tanto a sus protagonistas como a sus espectadores un agudo sentido de la observación.

Obviamente en este caso, del toro bravo.

“Analizar y descifrar la conducta del ganado de lidia significa, para el torero, su supervivencia y el éxito de su actuación; de los criadores, el buen desempeño de la ganadería y de los espectadores el que puedan comprender, valorar y hasta emocionarse con lo que sucede en el ruedo al entender el comportamiento del toro y lo que está haciendo el torero”, explica el matador tlaxcalteca.

En general, la Etología no es una actitud pasiva o meramente contemplativa, por el contrario, es una voz activa que permite que la industria taurina siga vigente hasta nuestros días.

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El conocimiento del toro desde su nacimiento. / Foto: Cortesía Juan Ángel Sainos

JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ

Para el ganadero José Antonio González Esnaurrizar propietario del hierro de La Joya, la observación al toro bravo es la base para su adecuado desarrollo: “aquí nos interesa absolutamente todo lo que hace el toro. Es cierto que vive en plena libertad, que tiene grandes extensiones para su plenitud. Pero al final del día está destinado para el espectáculo”, subrayó.

De acuerdo con Tinbergen, la domesticación es más un proceso que un ambiente. El zoólogo inglés John Ray, en 1767 publicó un texto científico sobre el “comportamiento instintivo” de los pájaros. Describió cómo los pájaros abandonan sus nidos cuando son jóvenes, pero pueden construir los nidos característicos de su especie cuando son adultos.

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La bravura del toro en el campo. / Foto: Cortesía Juan Ángel Sainos

JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ

Para el ganadero y médico veterinario José María González, “el toro ya trae en sus genes su bravura. Desde que nace, una vez que da sus primeros pasos, ya empieza a embestir. Es una condición que está en su comportamiento instintivo. En general, la fiesta de los toros es etología aplicada”, destacó.

En conclusión, la etología, es el estudio científico del comportamiento de los animales en su ambiente, que incluye lo común o habitual. La inquietud humana le ha llevado a observar su entorno natural.

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