Quien entra a sus aulas reconoce de inmediato una escena distinta: los rostros luminosos, el bullicio ordenado, los cuadernos abiertos y los maestros atentos
Quienes son sorprendidos en arrancones o maniobras peligrosas pueden recibir sanciones administrativas e incluso ser puestos a disposición de la Fiscalía por manejo temerario