Localjueves, 20 de febrero de 2020
El Viejo Castillo de los Abedules (Segunda parte)
El santito tenía muchos amigos. La gran mayoría de la lucha libre. Con todos tenía una relación excelente. Daba consejos y siempre atento a escuchar. Yo creo por eso le decían el profesor. No porque diera clases, sino por su bonhomía y generosidad en su trato
Guillermo Gibran Fernandez Ramirez / El Sol de Tampico