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Xalapa24 de abril de 2025
Análisisviernes, 7 de marzo de 2025

8M en Veracruz: la lucha continúa en vísperas del 9M

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El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una fecha que nos convoca a la memoria y a la acción. En Veracruz, como en todo el país, miles de mujeres salimos a las calles para exigir justicia, igualdad y el reconocimiento de nuestros derechos. Las pancartas, los gritos y las consignas no son solo parte de una manifestación; son la voz de quienes han sido silenciadas, de las que aún resisten y de las que siguen abriendo camino en un entorno que todavía no garantiza condiciones justas para todas.

Este 8M en Veracruz se inscribe en un contexto de desafíos y resistencias. A pesar de los avances normativos y la creciente presencia de mujeres en espacios de decisión, las brechas siguen siendo evidentes. Un ejemplo claro es el desarrollo económico. Las mujeres seguimos enfrentando obstáculos para acceder a empleos bien remunerados, créditos y oportunidades de emprendimiento. Aunque se han implementado programas de apoyo, la realidad es que muchas mujeres en Veracruz aún trabajan en condiciones de informalidad, con ingresos precarios y sin acceso a seguridad social. La independencia económica es clave para la autonomía de las mujeres, pero sigue siendo una meta lejana para muchas.

El 8M no es solo un día de protesta, sino también de reivindicación. Es un recordatorio de que nuestra lucha no es individual, sino colectiva, y que cada derecho conquistado ha sido fruto de la movilización, la sororidad y la persistencia.

Al día siguiente, el 9M, muchas mujeres optamos por sumarnos al Paro Nacional de Mujeres. “Un día sin nosotras” es más que una ausencia simbólica; es un ejercicio de visibilización del papel fundamental que tenemos en la sociedad. Es un llamado de atención para quienes aún piensan que podemos ser ignoradas o relegadas. Es la prueba de que sin nosotras, el país se detiene.

En Veracruz, este paro cobra especial relevancia. Las mujeres somos una fuerza clave en la economía, en la política, en la academia y en cada ámbito de la vida pública y privada. Nuestra ausencia no es solo un gesto, sino una demostración del impacto que generamos diariamente y de lo que está en riesgo si no se garantizan nuestros derechos y nuestra seguridad.

El 8M y el 9M no son solo fechas en el calendario; son parte de una lucha constante que nos exige seguir adelante. Si llega una, debemos llegar todas. Porque la lucha no termina cuando una mujer logra abrirse paso, sino cuando todas tengamos las mismas oportunidades para hacerlo.

*Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de quien las emite y no de esta casa editorial. Aquí se respeta la libertad de expresión.

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