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Chiapas15 de abril de 2025
Análisislunes, 3 de marzo de 2025

Libertas Capitur / “Miente, que algo quedará” 

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La reforma constitucional ideada por la 4T para contener una invasión extranjera, no es ingenua. La presidenta Sheinbaum sabe que es de suyo ineficaz, pero algo le tiene que vender a su clientela. Necesita darle argumentos a los morenos, que defiendan como patriótica la acción del gobierno claudista. Y también enviar el mensaje al lado oscuro: los estoy defendiendo, estoy con ustedes.

A la luz de la realidad material y jurídica, es evidente que dicha reforma es inconsecuente y ociosa. Las intervenciones militares no se paran con acciones legales. Una intervención militar se enfrenta con la fuerza del Estado. Esto es, por definición, a forziori. La Soberanía nacional no se “defiende” ni se “respeta”. Se impone. Existen convenciones internacionales y dispositivos constitucionales que lo sustentan.

Pero no se puede sólo con el verbo, hace falta poder real y legitimación. No basta con declararlo, es necesario tener razón. Sobre todo cuando, como en este caso, el Gobierno del presidente Trump involucró -antes, durante y después de la designación- un importante motivo: la inacción y complicidad del gobierno mexicano con los cárteles mexicanos del narcotráfico. Y no lo dijo en privado ni filtrado, sino en público, a voz en cuello y con todas sus letras.

La presidenta Sheinbaum justificó su iniciativa con el propósito de hacer “respetar la soberanía nacional”. Se le olvidó que la Constitución ya lo prevé en el 37 (sanción por colaborar con un gobierno extranjero); 39 (soberanía); 89 (principios de autodeterminación, no intervención y solución pacífica); 118 (declarar la guerra en caso de invasión); 119 (proteger a los Estados contra invasión exterior). Todo abona a que sólo es una estrategia mediática.

La reforma claudista es ociosa. No es necesaria ni suficiente para enfrentar cualquier intervención extranjera. No abona a la lucha que el propio gobierno debería dar contra el narcotráfico. Sabemos que existen los órganos gubernamentales para hacerlo, pero la decisión política no es suficiente. Lo dice la sabiduría popular: entre el dicho y el hecho, hay mucho trecho.

¿Se ha preguntado usted estimado lector, en la intimidad de su conciencia, por ejemplo, a qué puede deberse la vehemencia con la que Claudia Sheinbaum pretende “repatriar” al Mayo Zambada? No bien este lo exigió y ya el gobierno se apresuraba a realizar gestiones. ¿Por qué? Porque no hacerlo “constituiría una traición”. Así lo dijo “El Mayo” en su carta. Y ella revira que el señor “Mayo” tiene derecho a una respuesta del gobierno. ¡Por favor!

Esto forma parte del control de daños, la administración de la crisis que el gobierno se ha obligado a hacer ante la amenaza. Pero la amenaza de Trump no es contra México. Es contra los cárteles. Entonces… ¿A quién “defiende” Claudia? ¿A quiénes quiere que se “respete”? La paciencia del vecino del Norte se agotó. EUA decidió ganar su lucha solo… Pero con todo su poder. Los aranceles son apenas el botón de muestra.

La cooperación binacional, conocida como Iniciativa Mérida, se encuentra bajo severo escrutinio. En general, estos instrumentos legales rigieron las acciones de ambos países en materia de narcotráfico, terrorismo, trata de personas e inmigración ilegal. Pero a los socios del Norte, ya les cayó el veinte. Entendieron que las autoridades mexicanas “no dan puntada sin nudo”. Y a costa de la cooperación binacional, el sexenio pasado se prohijó una alianza letal entre el narcotráfico y el gobierno: el narcogobierno por fin vio la luz.

El 2022, los opioides sintéticos -principalmente el fentanilo-, produjeron aproximadamente el 66% de las 108,000 muertes por sobredosis en Estados Unidos. Todo bajo la mirada complaciente del primer gobierno mexicano inserto en el Foro de Sao Paulo, un nido de países productores de drogas, violencia y muerte... Allende sus fronteras y en su propio interior, en donde la crueldad por el control territorial lacera a los más desprotegidos.

Las reformas de la presidenta enfrentan una realidad distinta. Estrambótica. Surrealista. Kafkiana. Con la reforma constitucional, dijo, “No se aceptará intervenciones, intromisiones o cualquier otro acto desde el extranjero tales como golpes de Estado, injerencia en elecciones o la violación del territorio mexicano sea esta por tierra, agua, mar o espacio aéreo”. Se le olvidó que antes aceptó esas acciones que, dijo, se hicieron a petición del gobierno mexicano. 

La propaganda política la definió Joseph Goebbels, Ministro para la Ilustración Pública y la Propaganda durante el III Reich de Hitler, cuando dijo: “Miente, miente, miente que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá.” Tal vez recordando a su paisano Hegel: “Todo cuanto es el hombre, se lo debe al Estado: en él reside su ser. Todo su valor, toda su realidad espiritual, no los tiene sino por el Estado”.


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