Entorno / Inseguridad, mejores sueldos y… pacificación
El pasado 01 de noviembre aquí se consignó lo siguiente:
“La policía de Tabasco es la segunda peor pagada de todo el país, ni los doce años de gobiernos de izquierda –con todo y su humanismo.-sirvieron para mejorar el sueldo que oscila entre los 5 mil y 10 mil pesos el 96.7 por ciento del personal de seguridad preventiva recibe eso como salario mensual. Tamaulipas es la entidad con el peor sueldo a nivel nacional.
En cada inicio de gobierno –federal y estatal- se hace referencia a los bajos sueldos que devenga la policía de Tabasco y se enuncian compromisos de revisión y mejoramiento lo que al final resulta falso, apenas en 2023 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP) dependiente del gobierno federal anterior de Andrés Manuel López Obrador propuso establecer un salario homologado por región en el que se contempló un sueldo mensual de 16 mil 173 pesos lo que tampoco se concretó, pura promesa, muchas de ellas de carácter electoral”. Hasta aquí.
La propuesta de mejores salarios:
Esta semana el gobernador Javier May Rodríguez, anunció un incremento salarial histórico para los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Tabasco prácticamente del cien por ciento con lo que ese cuerpo pasará del penúltimo lugar que ocupaba en sueldos a los primeros cinco en el país como mejores pagados, la idea principal, además de dignificar su trabajo, es la de garantizar al máximo posible la seguridad preventiva de los tabasqueños y con ello disminuir la dantesca espiral de violencia que mantiene en vilo a la sociedad.
Esa fórmula –mejor remuneración a la policía- ha dado resultados extraordinarios en Yucatán o en Nuevo León, aquí deberá ocurrir lo mismo.
¿Pacificación?
Hace siete años, en campaña, Andrés Manuel López Obrador prometió terminar con la violencia en las calles y anunció que iría al fondo, al origen del problema para recuperar a los jóvenes. Su idea más electoral y política que sustentada en términos sociales y económicos resultó completamente un fracaso.
Hay muchos que teorizan –con suficientes argumentos- que las ayudas en realidad sirvieron para aumentar las tasas de adicción, ahora sí que con dinero del pueblo se mantiene a sus adictos y paradójicamente –los malos- los distribuidores, obtienen mayores ganancias.
La actual administración federal implementó un programa al que denominó Jornadas de Paz en el que llegan a comunidades con altos índices de violencia, inseguridad se entrevistan con las personas, ofrecen soluciones y se diseñan estrategias vinculadas a dar atención a la población con la finalidad de recuperar la paz en el territorio.
Es una muy buena idea, de hecho, con ese modelo –nada novedoson por cierto- se reconstruyó la paz en Medellín y Bogotá en Colombia a finales del siglo pasado luego de la persecución contra conocidos narcotraficantes que contó con –la asistencia de las fuerzas especiales de Estados Unidos- para poner casi punto final a esa era de oscurantismo.
Aquí se intenta hacer lo mismo, las jornadas arrancaron en Gaviotas Sur –donde a modo de tragedia, entre ellos se dice, que la vida no vale nada- por todo lo que ahí acontece, con ejecuciones y muchas otras cuestiones relacionadas con actividades ilícitas.
En síntesis, las respuestas ante lo evidente es una buena señal porque representan una reacción que busca recuperar lo perdido y por lo menos recuperar la paz y estabilidad ante tanta incertidumbre.
CONTORNO
PEMEX: presión para la reacción
Tras las protestas de empresas proveedoras de las grandes compañías extranjeras que ganan en dólares por dar servicio a PEMEX y que estas pagan en pesos a los que subcontratan de manera local algunos, al fin, podrían ver la luz al final del túnel.
Hace más de un mes comenzó una protesta enérgica en un municipio totalmente petrolero, Ciudad del Carmen, en el estado de Campeche, de manera inconcebible –con mucho temor- las empresas tabasqueñas secundaron a los isleños, según por las represalias fiscales y de todo tipo que suelen emprender en su contra.
La gobernadora, Layda Sansores –siempre oportunista- se sumó a la demanda en contra de PEMEX igual que lo hizo demandando un incremento importante de recursos federales para Campeche, al que se ha castigado históricamente, reprochó.
Varios proveedores de Tabasco tienen adeudos importantes que arrastran desde la administración de Enrique Peña Nieto –deuda institucional- misma que no se pagó en el gobierno del tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador, ni en los seis años que estuvo al frente de PEMEX, el otro tabasqueño, Octavio Romero Oropeza.
Increíblemente, los proveedores tabasqueños y los gobernadores Adán Augusto López Hernández y Carlos Manuel Merino Campos, callaron como…decía el líder fundador de Morena.
El mandatario estatal Javier May que tampoco se involucró mucho fue beneficiado indirectamente por los campechanos quienes sí le plantearon cara a Petróleos Mexicanos y reveló que fue informado por autoridades de PEMEX que este mes se reactivará el proceso de pagos a los proveedores tabasqueños.