Nadie vio nada, nadie escuchó nada en multihomicidio de Pomoca
Tres personas fueron asesinadas en la intimidad de un departamento en el sector Valle Real del fraccionamiento Pomoca
Redacción / El Heraldo De Tabasco
Sentados sobre unas cubetas de plásticos, al lado de una patrulla militar, con cara de consternación, deudos ven pasar a sus vecinos de aquí para allá mientras autoridades investigan la muerte de sus familiares en el sector Valle Real, del fraccionamiento Pomoca, en el municipio de Nacajuca, Tabasco.
Tres personas: dos hombres y una mujer con impactos de bala y seña de tortura, yacen sobre una cama en la intimidad del dormitorio de un departamento en el tercer piso del edificio 7, manzana 9 en la cerrada de la calle Tres Valles C.
Los familiares esperan bajo la sombra de un árbol custodiados por al menos 50 elementos de entre el Ejército Mexicano, Guardia Nacional (GN), Secretaría de Seguridad y Protección Pública (SSPC) y la Fiscalía General del Estado (FGE).
La cerrada es una calle impenetrable para cualquiera que no viva en esa cuadra, de un lado el acceso vial esta flanqueado por camiones de la GN, camionetas y jeeps del Ejército con torretas y decenas de soldados vigilando el paso de transeúntes y vehículos, incluso uno de élite con un rifle francotirador. Una larga cinta delimitadora con la leyenda “Prohibido pasar” sube y baja mientras los vecinos van al Circle K o la Abarrotera Monterrey que se encuentra en la esquina.
Del otro lado, otra cinta marca el alto donde empieza el área verde que separa los conjuntos habitacionales de la siguiente cerrada. Custodiada por más castrenses, frente a ellos decenas de habitantes de las manzanas contiguas miran desde el pasto hacia el tercer piso de donde entran y salen peritos criminalistas que examinan la escena del crimen. Nadie sabe qué pasa.
Sentados en las cubetas los deudos miran con desesperanza la cotidianidad de los demás en este caluroso Día del Amor y la Amistad que les resulta ajeno. Han pasado al menos dos horas desde las ejecuciones.
Una residente llega con su hija por el lado del área verde, levanta la cinta y pasa al edificio de al lado; tampoco sabe qué sucedió, no conocía a las víctimas.
Otro vecino sale con su pareja del departamentos de enfrente. Llegó ebrio en la madrugada y cayó como roca. Se despertó ahorita y cuando abrió la puerta se sorprendió de ver a decenas de soldados afuera de su casa. A pesar que los difuntos fueron asesinados a balazos ningún ruido lo despertó antes.
“No escuche nada, tomé ayer, llegué a la casa y me quedé dormido hasta ahorita”, dijo con una expresión muy honesta.
-¿Conocía a los vecinos?-
“No, solo me llevo con los de aquí abajo de mi edificio y con el hojalatero de enfrente”, contestó.
-¿Observó algo anormal estos días?-
“Tampoco. La gente se echa sus cheves aquí afuera pero hasta ahí, lo normal”, respondió con mucha naturalidad.
-¿Y la situación en esta zona cómo está?-
“La semana pasada mataron a otra chava por allá -señala hacia otra manzana-, pero tampoco nadie escuchó nada porque dicen que la mataron con silenciador”, comentó y se fue.
Nadie escuchó nada, nadie vio nada. Los deudos seguirán esperando una respuesta en medio de este ambiente desolador.
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