La otra cara de la Navidad: Familias celebran diferente debido a la adversidad económica
A pesar de la adversidad económica, de vivir en terrenos ejidales y de que sufren las inclemencias del clima, disfrutarán la Navidad en familia
Juan Pablo Toledo / El Occidental
Aunque algunas personas tienen la oportunidad de gastar 5, 10 o 20 mil pesos en regalos existe la otra cara del desconsuelo en la misma ciudad por donde no podrían pasar con un patín eléctrico. La colonia Fraternidad en Zapopan alberga alrededor de 50 familias en un terreno ejidal en las orillas del pueblo de Tesistán donde decenas de niños y niñas de diferentes edades sólo aspiran a un regalo de 100 o 200 pesos, una cena de pollo rostizado y una cobija caliente para soportar las bajas temperaturas de la época.
Aquí es difícil que los pequeños dejen leche y galletas a Santa Claus para agradecerle por el largo viaje del polo norte, que el mismo hombre de barba blanca y traje rojo ingrese por la chimenea ya que el techo es una lona de plástico, las luces parpadeantes de colores son imaginarias ya que muchas de estas casas se iluminan sólo con la luz de las velas.
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En los próximos días, Santa Claus recorrerá la ciudad para adelantar las entregas de esta navidadEsta es la otra cara de la Navidad en la colonia Fraternidad de Zapopan donde pese a las carencias económicas los infantes escriben su “cartita” con la ilusión de recibir un juguete con el cual puedan olvidar la realidad en la que viven.
Federico de 7 años pidió el año pasado una bicicleta con rueditas porque no sabe andar, en su lugar le llegaron 5 luchadores de plástico, todo el año han sido sus inseparables al comer, dormir y bañarse con ellos y aunque su papá le dijo que Santa Claus le traería la bicicleta para este año él ahora quiere el ring para que sus muñecos ahí puedan luchar.
“Me falta el ring, eso es lo que le voy a pedir a santa para navidad así ya se pueden aventar de las cuerdas y hacer llaves”, indicó Federico.
Alfredo quiere una resortera; Bayron un jenga; Dylan, dinosaurios; Perla, una barbie; Antony, un pollito; Victoria un cambio de ropa y Patricia una carriola.
Todos estos pequeños habitan en la colonia Fraternidad y ninguno de ellos mostró interés en celulares, juegos de video o tabletas de alta gama quizá porque a su corta edad comprenden la difícil situación que los rodea o porque han aprendido a dar valor a las pequeñas grandes cosas que Santa Claus les ha podido traer a través de los años a sus hogares.
El lomo, la pierna ahumada, el pavo, lasaña y otras cenas navideñas decorosas son sustituidas por los tamales, pollo asado, pozole y otras comidas que no requieren ser tan onerosas para pasar un buen rato en familia y disfrutar de la Noche Buena; eso sí, al ser una comunidad pequeña todas las familias se procuran y reúnen para pasar la noche bajo un toldo, ahí colocan mesas y cada cabeza de hogar lleva un guiso los cuales comparten al lado de una fogata para tolerar las temperaturas que pueden descender hasta los 5 grados. Atziri Alonso Castro es madre de dos pequeños y reconoce que pasar las fiestas decembrinas en esta colonia es complicado por el frío, las condiciones de su hogar construido a base de madera y plástico que no ayudan para arropar a la familia, aún si dice que la Noche Buena se disfruta en compañía de sus vecinos que hoy se han convertido en familia.
“Más que vecinos nos vemos como familia, nos organizamos para ver qué guisado va a llevar cada una y nos cooperamos con los dulces y piñatas con tal de que nuestros hijos disfruten. Para este año haremos taquitos de guisado, cada casa lleva un diferente guisado y ahí pues ponemos para los refrescos y para la bebida”, indicó Atziri Alonso.
Asociaciones civiles y colectivos visitan colonias como la Fraternidad de Zapopan para llevar bolos de dulce.