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Parral, Chihuahua18 de marzo de 2025
Análisislunes, 17 de marzo de 2025

Espejos de vida / Ecos de poesía: encuentro de poetas parralenses

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La poesía es el arte de pintar con palabrasGustave Flauber

¿Qué es la poesía? ¿Quién es una mujer poeta? ¿Por qué escribir poesía? Estas son algunas de las interrogantes con las que la revista “Voces de Papel”, en su trigésima primera edición, abre este proyecto de homenaje a las poetas parralenses. Se trata de un reconocimiento a su trayectoria literaria, expresado en una manifestación de sororidad a través de las letras de otras mujeres oriundas de nuestra localidad, quienes han encontrado en la escritura un nicho para expandir sus horizontes de expresión y comunicación.

El 15 de mayo del año en curso, en la Sala Carlos Montemayor, se llevó a cabo este emotivo encuentro. La dirección general del evento estuvo a cargo de Ismael Solano; la coordinación general de contenido fue de Victoria Montemayor Galicia; la coordinación general, de Ana Victoria Ramírez Mendoza; la coordinación regional, de Edgar Rodríguez Díaz; y la edición especial estuvo bajo mi responsabilidad.

Se contó con la magistral participación de la artista visual local Jennifer Arroyo, quien creó una imagen representativa para cada uno de los poemas publicados, así como la portada de la edición. Su arte estableció una interdependencia entre poesía y plástica, enriqueciendo la experiencia sensorial del lector y ofreciéndole nuevas perspectivas de interpretación, además de un deleite estético invaluable.

El evento contó con la distinguida participación de poetas como Mirna Lorena Morales Valles, Noemí Gallegos, Mayela Ropele Maul, María Guadalupe González Ávila, Ana Bertha Pérez Ramírez y Martha Julieta Vargas Váldez.

Entre las poetas homenajeadas destacaron figuras como Margarita Etchéchury Gutiérrez, Carmen Julia Holguín Chaparro, Susana Flores de las Cuevas, Dinorah Gutiérrez Andana, Victoria Montemayor Galicia, Fátima Chong y Cuquis Sandoval Olivas.

La conducción del evento estuvo en manos de la maestra Astrid Tarín Barrón, cuya voz engalanó cada momento, mientras que el talento musical del saxofonista ballezano Rafael Villalobos aportó un matiz de armonía y sensibilidad al encuentro.

El público ovacionó cada una de las lecturas, en las que la poesía brilló con luz propia. Las palabras flotaron en el aire como un universo de imágenes, símbolos y recursos literarios, brindando estética, belleza y aliento a cada verso impregnado de murmullos. Porque una mujer que escribe poesía es guardiana de la belleza, tejedora de sueños, bordadora de versos de esperanza y eterna peregrina del alma humana.

Es una arquitecta que construye puentes entre lo tangible y lo invisible, una voz que otorga alas a las palabras para que vuelen y resuenen en otros espacios. Cada poema firmado es un pacto con lo infinito, un desafío al tiempo y al olvido. En cada verso y en cada estrofa, la poeta deposita un fragmento de eternidad, tejido en el aire con los hilos de la emoción y adornado con los matices del ritmo y la armonía.

Para una poeta, el punto final no existe. Cada vez que culmina un poema, otros surgen en su mente, porque todo lo que nos rodea puede transformarse en poesía, ya sea en su versión clásica, en poema blanco o en verso libre. Es un ejercicio constante de expresión de emociones y sentimientos, una manera de vestir las palabras de gala y asistir con ellas a un festín literario preparado en su honor.

El poema es fuego, porque abriga, ilumina y transforma; es agua, elemento esencial de la vida; es viento, que se resiste al olvido; es universo expandido, latido convertido en verbo y sustantivo. Es tempestad que fluye entre ritmos y silencios, eco del alma y de la introspección. Es la esencia misma del ser y el estar, del hacer y el escribir, convirtiendo ideas en melodías rítmicas que alcanzan al lector o al escucha, abriendo canales de comunicación.

La mujer que escribe es raíz que se expande, sostén y fortaleza del árbol de la poesía. Es color y belleza en cada poema, sombra y cobijo para quien lo recibe. Porque la poesía es, en sí misma, una casa de puertas abiertas, un refugio de palabras donde el alma halla su propia voz.

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