Graduarse en Derecho, segunda oportunidad para internos del penal de San Miguel
Para conocer su proceso jurídico, fue uno de los motivos por los que dos reclusos terminaron la Licenciatura en Leyes
Bruno Flores / El Sol de Puebla
¿Qué podrían tener en común dos internos del Centro de Reinserción Social de San Miguel en el estado de Puebla?, la respuesta podría parecer obvia, sin embargo, en este caso es distinto, pues ambos buscan una segunda oportunidad tras graduarse en la licenciatura de Derecho para, en primer término, conocer su proceso jurídico.
Rafael, de 41 años y Emiliano de 54, están íntimamente relacionados por algo más que la perpetración de un delito. Es su deseo por reintegrarse a una sociedad después de pasar varios años en prisión: Emiliano 22 y Rafael 5. Dicen que merecen una segunda oportunidad, sin que se les estigmatice, juzgue o etiquete, porque en su momento cometieron algunos errores.
Los dos concuerdan en que iniciaron sus estudios de la licenciatura en Derecho para conocer su proceso jurídico, ya que la mayoría de los internos son incapaces de entender cómo se desarrolla su situación legal.
A 15 años del caso Lydia Cacho, arrestan a Mario Marín en casa de su hermana en Acapulco
Una conversación grabada entre el exgobernador y el empresario textil puso al descubierto un acuerdo entre ambos para detener a la periodistaNadie cuida un negocio como el propio dueño. Pero también por ayudar a otros en las mismas condiciones que ellos y tener herramientas para sobrevivir, una vez fuera. Estoico, Rafael expresa: “Hay personas que no deberían estar aquí”, a ellos le gustaría apoyar.
Además de Derecho, Emiliano estudia otra licenciatura en Acondicionamiento Físico y paralelamente está cursando la Maestría en Derecho y Ciencias Penales -igual que Rafael-. A pesar del hostigamiento por parte de otros reclusos, quienes demeritaban sus acciones, se mantuvieron firmes durante los 9 cuatrimestres que duraban sus carreras. Rafael, incluso con promedio final de 9.7, el más alto de toda su generación.
Los estudios, el ejercicio y la manufactura de diversos artículos han servido para mantener la esperanza de la libertad a flote, para no desconectarse de la realidad a lo largo de todo el tiempo que llevan encerrados.
Cuando los cuestionamos sobre si la reinserción es posible, su respuesta inmediata es una afirmación. “Acá el hecho de que tengas sentencias absolutorias, te da un reconocimiento de inocencia ante la ley, pero no ante la sociedad”, señala Rafael.
[Video] Así fue ingresado Mario Marín al penal de Cancún en Quintana Roo
El exgobernador de Puebla fue detenido en Acapulco, Guerrero acusado del delito de torturaPara Emiliano la pérdida de la libertad no es algo sencillo de manejar, “la vida en reclusión no es fácil, siento que cometí muchas equivocaciones en mi vida, tomé malas decisiones, pero no era para quedarse ahí sentado sin hacer nada con tu vida”. Arrastrar a su familia en este largo viacrucis es algo que Emiliano sabe que provocó tras su encarcelamiento. “Ellos también sufren la pérdida de la libertad con nosotros”.
El también llamado “Mily” creé en la justicia mexicana, aunque refirió que de aplicarse a todos, muchas personas que están afuera, estarían encerrados.
Emiliano está a escasos 2 años de obtener su libertad. “Estoy muy feliz porque es algo que anhelamos como personas privadas de la libertad, volvernos a reinsertar en la sociedad”, su deseo es volver a abrazar a sus dos hijos.
Denuncian ante la SEIDO a diputada morenista de Puebla
La querella fue ingresada el pasado 20 de enero en la ventanilla única en la Ciudad de México y solicita investigación judicialDefinan la cárcel en una sola palabra, pedimos a las dos personas privadas de su libertad. Rafael dice con resiliencia, que es la capacidad de adaptarse ante situaciones adversas.
Emiliano, por otro lado proclama la transformación como eje central de su estancia en prisión. A pesar de ser dos individuos tan diferentes, sus respuestas tienen una evidente relación.
La pandemia provocada por el Covid-19 detuvo los procesos jurídicos de ambos, pero confían en que puedan obtener su libertad en el transcurso de dos años aproximadamente.
¿Son ejemplos de vida? Quizá no, quizá sí. Lo que es seguro es que terminaron sus carreras profesionales y se siguen preparando para salir a las calles y enfrentar la vida, que igual puede ser dura afuera que adentro.
Bajo el juicio de decenas de convictos salimos del penal, con mirada furtiva y pávida tras pertenecer por segundos a una segregación ajena, que por minutos se volvió nuestra.
Después de todo debe ser difícil ver el cielo desde un centro penitenciario.