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La Paz17 de marzo de 2025
Tendenciaslunes, 17 de marzo de 2025

San Miguel Hidalgo evoca a su pasado minero

Ubicada en la antigua hacienda del conde Pedro Romero de Terreros, construida en el siglo XVIII y dedicada a la extracción de plata, esta tierra guarda en sus entrañas la memoria de un pasado colonial

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Para los amantes de la pesca, este lugar es un paraíso. / Foto: Sandra Ricco / El Sudcaliforniano
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Sandra Ricco

En los alrededores de Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo, se encuentra un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, donde la naturaleza y la historia se entrelazan en un abrazo eterno. Recorrer el bosque que rodea este epicentro de vida es más que una simple caminata; es una inmersión en un mundo donde los árboles antiguos, desprovistos de hojas en invierno, se alzan como guardianes silenciosos, sus ramas plateadas meciéndose bajo el cielo gris, adornadas con mechones de heno que parecen susurrar secretos ancestrales.

Ubicada en la antigua hacienda del conde Pedro Romero de Terreros, construida en el siglo XVIII y dedicada a la extracción de plata, esta tierra guarda en sus entrañas la memoria de un pasado colonial que aún resuena en sus muros y en los ecos de sus hornos virreinales. Hoy, la hacienda de San Miguel Regla es un refugio para aquellos que buscan reconectar con la naturaleza y con la historia, un lugar donde el aire huele a tierra húmeda y a leyendas olvidadas.

Los paseos a caballo y los recorridos en bicicleta son una invitación a explorar este paisaje mágico, donde cada sendero parece conducir a un nuevo descubrimiento. Para los más aventureros, la tirolesa ofrece una perspectiva única, una visión aérea de este bosque que, visto desde arriba, parece un tapiz tejido por manos divinas. Y para quienes prefieren un contacto más íntimo con la tierra, acampar bajo las estrellas es una experiencia que despierta los sentidos y el alma.

No olvides llevar contigo lo esencial: crema repelente de mosquitos, bloqueador solar y zapatos cómodos, porque aquí la aventura es tan real como el aire que respiras. Pero más allá de las precauciones, lo que realmente necesitas es un espíritu abierto, dispuesto a dejarse llevar por el espiritu del lugar.

Al caminar por la calzada que bordea la laguna, uno tiene la sensación de haber entrado en una catedral gótica, donde los árboles hacen de columnas y las ramas entrelazadas forman bóvedas naturales. La luz del sol, filtrada por las hojas, crea vitrales vivientes que cambian con el paso de las horas, pintando el suelo con tonos dorados y azules. Es un lugar donde la tranquilidad y la belleza silvestre se funden en un solo latido, un espacio que los oriundos conocen como el Bosque de San Miguel Regla.

La gastronomía aquí es un viaje en sí misma. Los pastes, herederos de la tradición minera inglesa e hidalguense, son una delicia que no puedes dejar de probar. Rellenos de guisados o frutos dulces, estos pequeños tesoros culinarios son un recordatorio de la fusión cultural que ha dado forma a esta región. Y si de sabores se trata, el mole hidalguense y las nieves artesanales son imperdibles, un festín para el paladar que te transporta a otro tiempo.

A escasos kilómetros del pequeño pueblo de Huasca, este lugar es un remanso de espiritualidad y paz. El manantial que fluye por la zona forma lagunas de una belleza serena y plácida, ideales para la navegación en lanchas de remo que se alquilan en el pequeño embarcadero. Un paseo tranquilo por estas aguas te regala paisajes inmaculados: de un lado, la ribera con sus murallas de troncos cubiertos de heno; del otro, la imponente silueta de la antigua hacienda; y al fondo, las ruinas de lo que fueran los hornos del beneficio de plata, testigos mudos de un pasado glorioso.

Para los amantes de la pesca, este lugar es un paraíso. A la orilla de una de las lagunas, un criadero de truchas aprovecha las frías aguas del manantial. Aquí, los peces, aunque esquivos, abundan, y la pesca se convierte en un acto de paciencia y conexión con la naturaleza. Para quienes prefieren una experiencia más relajada, el criadero ofrece la posibilidad de elegir la trucha que desees, pescada al momento y lista para ser preparada en una fogata, acompañada de vino blanco, cerveza y un aderezo de salsa inglesa, maggy, limón, sal y pimienta. Una delicia sencilla que sabe a tradición y frescura.

Para llegar desde la Ciudad de México, el camino es sencillo: se toma la carretera federal número 85 desde Indios Verdes, se sigue hasta Pachuca y luego se dirige hacia Real del Monte. A pocos kilómetros de Huasca, encontrarás San Miguel Regla, un lugar que, una vez visitado, nunca olvidarás. Es Imperdible.

Este rincón de Hidalgo es más que un destino turístico; es una invitación a reconectar con la naturaleza, con la historia y con uno mismo. Un lugar donde el tiempo se detiene, donde los árboles emanan suspiros y las lagunas reflejan el cielo, invitándote a perderte en su belleza y a encontrar, quizás, algo que no sabías que buscabas.

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