Desde que lo toqué sentí algo malo en él, traté de no tomarle importancia, lo limpié con un trapo húmedo, lo envolví en plástico para esconderlo en un ropero y esperar la noche buena
Andrea Beltrán comparte desde su estudio, la consolidación profesional de la actividad artística más cercana para los ciudadanos, donde el arte se plasma en la propia piel