Miel: alivia la tos y el dolor de garganta, tiene potencial antibacteriano, mejora el tránsito intestinal, hidrata la piel, ayuda a sanar heridas y quemaduras y es fuente de antioxidantes. Además puede ayudar a combatir el insomnio y a disminuir los síntomas de la alergia.
Propóleo: sus efectos en la salud cambian según la variedad de la que se trate. En general tiene propiedades antibióticas, antivíricas, cicatrizantes, antifúngicas, antiinflamatorias y antioxidantes. Gracias a ellas el propóleo mejora el sistema respiratorio, trata problemas digestivos, elimina afecciones de la piel, favorece la circulación, combate problemas ginecológicos y urinarios, facilita la curación de la boca y ayuda a dormir bien.
Polen: sirve para tratar episodios de accidente cerebrovascular y problemas de tensión arterial. Además proporciona energía y remineraliza el organismo.
Jalea real: ayuda a controlar los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa en sangre, es antiséptica y bacteriostática, regula trastornos digestivos y retrasa el envejecimiento de la piel.
Cera: tiene propiedades cicatrizantes y antiinflamatorias.