Historias de niñez, en duelo por Covid-19
Save the Children pone a disposición una plataforma de acceso gratuito para el acompañamiento de la niñez en duelo en la que hay diversos contenidos de consulta
Daniela Cabrera / La Prensa
“Decirles a mis hijos sobre su tío fue doloroso, tremendamente difícil… todo ha sido una pesadilla que no nos ha dejado tiempo para pensar”, comenta Cristina, quien comparte que la muerte de su cuñado por COVID-19 ha sido un proceso de sufrimiento familiar y agrega que: “él era muy cercano a mis dos hijos. Alan –mi hijo mayor- se afectó con la noticia, con Mateo pensamos que no lo resentiría porque está pequeñito, tiene 5 años, pero no fue así, sí sufre la ausencia, ya no lo ve en las tardes y me pregunta por él, se inquieta mucho. Lalo vivía en la casa de enfrente – hace una pausa y continúa- después de unos días entendimos que era una pérdida familiar y que necesitábamos todos ayuda”.
“No sabemos cómo se contagiaron, vivían en San Miguel de Allende, y él y mi mamá se enfermaron de COVID-19. Desafortunadamente, mi papá se puso grave muy rápido, y en pocos días se desencadenaron otras complicaciones, como una con el riñón. No hubo funeral, ni entierro, ni nada”, comparte Paola quien es mamá de Nicolás y Victoria quienes tienen 10 y 6 años de edad respectivamente, y añade que “ambos han vivido el estrés familiar, de repente comenzaron a hacerse pipí en la cama, tener terrores nocturnos e incluso, llorar o pelear por todo. Yo tengo un dolor enorme… infinito, el más grande que he tenido en mi vida, y no sé por dónde comenzar”.
“Me preguntaban a diario ¿qué le pasó? ¿por qué no se pudo curar? ¿le dolió mucho? entre otras preguntas que me repetían una y otra vez; mis tres hijos tienen edades diferentes y cada quien lo ha sufrido diferente, al mayor lo que más le preocupa es la hija de Ana Lucía quien tiene su misma edad; me rompe el corazón cuando me dice de repente, como de la nada “mamá pobre Marijo… ¿qué vamos a hacer?”. Y sí, tiene razón, ¿qué vamos a hacer? Ana Lucía era mi amiga desde que tengo 15 años, por eso para mis hijos era su tía, que los vio crecer desde que los tuve en mi panza, la que no fallaba en los cumpleaños y sobre la que siempre les dije, si me pasa algo búsquenla a ella”.