Crecer la economía para construir igualdad, no para su mayor concentración
El crecimiento económico de un país es un propósito comúnmente aceptado, sin precisar para qué o para quién y ni su costo social y ecológico. Un propósito aceptable del crecimiento económico podría ser el mejoramiento de las condiciones de vida de toda la población y todos los pueblos, de forma sustentable. Sin embargo, no hay tal propósito: hoy más que nunca la riqueza se concentra en menos personas y países y se busca crecer para reproducir la concentración, sin consideraciones sociales ni ambientales.
De manera breve y esquemática, cabe bosquejar dos etapas del México moderno con visiones contrastadas en lo que concierne al crecimiento económico y su propósito.
En los años 30 a 70 predominó la idea de desarrollo social que combinara crecimiento económico y mejora social. La economía creció más de 6% anual promedio y se distribuyó una parte de la riqueza -en cuatro de los seis sexenios, aumentaron los salarios entre 3 y 8 puntos porcentuales arriba de la inflación; operó el fomento agrícola subsidiado para ejidos y pequeños productores, con créditos, apoyo técnico y comercialización de cosechas; se ampliaron los servicios educativos hasta un 60% de cobertura; se ampliaron los servicios de salud, vivienda y abasto básico para la población de menor ingreso, entre otras medidas que mejoraron al menos parcialmente las condiciones de vida de millones de desfavorecidos.
En la postguerra y hasta los años 70, la política de desarrollo del gobierno mexicano se fortaleció con las políticas de nuevo trato y orden internacional promovidas por Estados Unidos e Inglaterra, con instrumentos internacionales de desarrollo y estabilidad del comercio y la inversión internacionales, como lo fueron el Banco Mundial, los bancos de desarrollo regionales, el Fondo Monetario Internacional, el patrón oro para estabilizar las monedas y favorecer el comercio y la inversión extranjera, entre otros.
Por agotamiento o mal uso del modelo desarrollador y por predominio de los grupos de mayor poder económico, desde mediados de los años 70 los gobiernos mexicanos y de otros países abandonaron el propósito de desarrollo social, redujeron la intervención económica del Estado, desregularon la economía, privilegiaron la estabilidad financiera y abrieron plenamente al país al comercio y la inversión extranjera. En esta etapa, en México, como en todo país que se acogió al neoliberalismo, aumentó la desigualdad económica y social y el crecimiento se entrelazó con crisis económicas sucesivas y repetitivas.
El actual gobierno federal se propone transformar al país con políticas públicas para erradicar la pobreza y recuperar para el Estado la rectoría o propiedad de sectores estratégicos como el energético. Para ello ha propiciado el mejoramiento salarial aumentando los salarios mínimos en más del 80% quitando inflación. Procura evitar la evasión fiscal. Amplía la exploración petrolera y la refinación para sustituir importación de combustibles para el auto-abasto en 2025. Rescata a la CFE para que sea rectora del sector. Se propone reestructurar al Sector Salud. Pretende erradicar la corrupción.
No es el modelo de la etapa desarrolladora de los 30 a los 70, aunque imita algunas de sus prácticas y muestra ventajas. Amerita más análisis este modelo hoy vigente. La alternativa no es crecimiento con más desigualdad.
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