Biblioteca Lafragua de la BUAP, guardiana y referente de documentos históricos de México
En este inmueble se custodia La Biblia del Oso de la Reina-Valera, que es una de las primeras traducciones al español del libro sagrado de la Iglesia católica
Alba Espejel
La Biblioteca Lafragua de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) se ha consolidado como un referente en la preservación de documentos históricos en México.
Su papel no sólo se limita a ser un centro académico y cultural, sino que también actúa como un bastión para la conservación de textos antiguos y raros, entre los que destacan ejemplares de las primeras ediciones del Diccionario de la Lengua Española, una de las primeras ediciones de la Constitución Mexicana de 1824 y la Biblia del Oso o Biblia de la Reina-Valera, que es una de las primeras traducciones al español de la Biblia.
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Ubicada en el corazón de la ciudad de Puebla, la Biblioteca Lafragua ha sido testigo de la evolución histórica, no solo del conocimiento académico, sino de la preservación de la memoria colectiva a lo largo de los años.
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Mientras las bibliotecas viven en crisis, el libro físico goza de buena salud. En la era digital, expertos consideran que el libro impreso es un fenómeno cultural que se reinventa constantementeSu misión principal es la de resguardar, preservar y difundir documentos de gran valor histórico y cultural, lo que la ha convertido en un referente para los investigadores y estudiantes interesados en la historia del libro y la imprenta.
De acuerdo con Jesús Balbuena, historiador de Puebla, fue abierta oficialmente al público el 16 de septiembre de 1885 y lleva el nombre del licenciado José María Lafragua, un poblano intelectual y político del siglo XIX. Nació en 1809 y se destacó como escritor, periodista y abogado. Fue un firme defensor de las ideas liberales e impulsor de la educación en México. Cuando abrió sus puertas tenía seis mil volúmenes de la Biblioteca particular del Colegio Carolino y 2 mil 300 que donó José María Lafragua (También hay muchos textos que él escribió de política y filosofía).
Posteriormente, aportaron varias figuras poblanas de la época, más la Biblioteca del Colegio de Abogados y llegaron libros de la extinta Escuela de Medicina de Puebla. En años posteriores, llegó a acumular 45 mil 504 volúmenes distribuidos en el Salón Principal, el cual era destinado al público y en dos salones interiores, uno de los cuales está dedicado a obras teológicas. Al día de hoy, cuenta con aproximadamente 90 mil volúmenes, con una colección de libros impresos entre los siglos XV y XVIII.
Asimismo, tiene una hemeroteca con periódicos del siglo XIX y la primera época de El Machete, una colección de documentos de la Academia de Bellas Artes de Puebla, el fondo Jesuita, y el fondo de la Escuela de Medicina y farmacia de Puebla. De igual modo, posee dos códices indígenas del siglo XVI: el códice Sierra-Texupan, así como el códice Yanhuitlán y tiene un códice europeo del siglo XIV elaborado con vitela.
“Es una de las más importantes de Puebla, México y hasta podría decir que de Latinoamérica. No solo destaca por su antigüedad, sino también por la calidad de su archivo bibliográfico y la importancia de su preservación. La biblioteca alberga que documentan los cambios sociales, políticos y culturales de la región, lo que la convierte en un referente para los estudios latinoamericanos”, externó.
Biblioteca José María Lafragua, crucial en la preservación de documentos históricos
El escritor y cronista de la ciudad de Puebla, Pedro Mauro Vázquez, explicó que la Biblioteca José María Lafragua desempeña un papel crucial en la preservación de documentos históricos en México, especialmente aquellos relacionados con el período 1801-1900, y la historia política, así como social del país.
Como una de las bibliotecas más antiguas y prestigiosas del país, su labor no solo se limita a la conservación de libros y materiales valiosos, sino que también actúa como un centro de investigación en el que los investigadores y estudiantes pueden acceder a fuentes primarias esenciales para estudiar la historia de México y Latinoamérica.
Indicó que la biblioteca protege una serie de manuscritos, libros raros, periódicos y documentos oficiales, muchos de los cuales son piezas únicas y frágiles. Gracias a su enfoque en la conservación de estos materiales, la Biblioteca ayuda a garantizar que estos documentos no solo se preserven esencialmente, sino que también se mantenga su acceso para futuras generaciones, permitiendo el estudio y la difusión de la historia y el patrimonio cultural de México.
Además, la biblioteca ha implementado métodos de conservación y digitalización, lo que facilita la preservación de estos documentos ante el riesgo de deterioro por el paso del tiempo.
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“La Biblioteca José María Lafragua alberga una serie de joyas bibliográficas que la convierten en un centro de gran valor histórico y cultural. Entre estas joyas, se destacan varios documentos en su zona restringida, lo que implica que son materiales de acceso limitado debido a su valor y fragilidad. Uno de los tesoros más importantes en su colección son los códices sierra, que representan piezas de gran relevancia para el estudio de las culturas prehispánicas y su relación con la historia de México”, resaltó.
La biblioteca posee cartas históricas firmadas por José María Morelos y Pavón, una figura crucial en la independencia de México. Estas cartas son testamentos vivos de la lucha por la libertad en el país y constituyen una parte fundamental del patrimonio documental mexicano.
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Otra parte crucial de esta colección son algunos “Nuevos Testamentos” en lenguas indígenas, documentos realizados en el Instituto Lingüístico de Verano en la traducción de la Biblia a diversas lenguas habladas en México y América Latina, con la finalidad de crear materiales de alfabetización, silabarios y diccionarios en dialectos como el tzotzil y el zoqueTambién se encuentran 17 libros incunables, aquellos que fueron prohibidos en su momento debido a su contenido “subversivo o controversial”, como el Breviario de Diario Romano, que es una obra de gran importancia para la historia del pensamiento religioso y político de la época. Estos materiales, que forman parte de la riqueza de la Biblioteca José María Lafragua, no solo son valiosos por su antigüedad, sino también por el testimonio histórico que ofrecen sobre momentos clave de la historia de México y de la humanidad.
Biblioteca Lafragua custodia La Biblia del Oso
Mauro Vázquez compartió que, entre sus tesoros, se encuentra la Biblia del Oso o Biblia de la Reina-Valera de 1569, que es una de las primeras traducciones al español de la Biblia, basada en la Vulgata Latina, que fue la versión oficial de la Iglesia Católica durante siglos.
La traducción fue realizada por Casiodoro de Reina, un monje y teólogo español que, influenciado por las ideas de la Reforma Protestante, emprendió la tarea de traducir las Escrituras del latín al español para hacerlas accesibles a los hablantes de este idioma.
La Biblia del Oso recibe su nombre debido a la imagen de un oso que aparece en la portada de la primera edición. Este oso se refiere al mismo traductor, Casiodoro de Reina, quien estaba influenciado por las ideas de Martín Lutero y otros reformadores.
En cuanto a su prohibición en 1560, esto ocurrió porque la traducción de Reina fue rechazada por la Iglesia Católica, que consideró la obra como una amenaza a la doctrina oficial. En ese momento, la Inquisición en España tenía un control estricto sobre las obras religiosas y su interpretación.
La Biblia del Oso fue censurada debido a su enfoque protestante, ya que Reina incluyó notas y cambios que eran incompatibles con la enseñanza católica. Aunque fue prohibida, la traducción sentó las bases para otras versiones de la Biblia en español, incluida la muy conocida Reina-Valera, que más tarde sería revisada y adaptada por otros teólogos, como Cipriano de Valera, en 1602.a
Biblia de Gutenberg en la Biblioteca Palafoxiana
Esta versión, la de la Biblia del Oso, sigue siendo una de las más utilizadas por los protestantes de habla hispana hasta el día de hoy. Algunas personas llegan a confundirla con el facsímil de la Biblia de Gutenberg, impresa en 1455 por Johannes Gutenberg en Mainz, sin embargo, este último se ubica en la Biblioteca Palafoxiana.
Lidia E. Gómez García, profesora e investigadora en Historia, comentó brevemente que la Biblia de Gutenberg no está en la Biblioteca Lafragua de la BUAP, sino en la Palafoxiana. Explicó que ésta, al igual que la del Oso, “es una joya de edición”. El facsímil de la Biblia de Gutenberg es una reproducción exacta y a escala de la famosa Biblia de Gutenberg, el primer libro impreso utilizando tipos móviles, creado por Johannes Gutenberg en 1455.
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Esta réplica facsímil de la tipografía, el diseño y la disposición de las páginas originales, permitiendo que los estudiosos y el público en general accedan a una copia visual de esta obra histórica sin necesidad de manipular el ejemplar original, que es extremadamente valioso y frágil.
Este facsímil se realiza con técnicas avanzadas de impresión y materiales de alta calidad para imitar fielmente las características del texto y las ilustraciones, y se considera una herramienta esencial para la preservación del patrimonio cultural y literario.