Camino Real / Pershing en Chihuahua
Es el domingo 9 de abril de 1916, en el municipio de Bachíniva, en el estado de Chihuahua. Ahí, el clima fresco de la mañana y los cielos despejados, se combinan con el ruido de los caballos y el trinar de las aves, que a ratos, se ven interrumpidos por el sonido de los vehículos artillados, como por los aviones militares que surcan el espacio aéreo de la Sierra Madre. Las tropas norteamericanas, que han ingresado a territorio chihuahuense, con la misión de capturar al general Francisco Villa, han instalado en la Hacienda San Jerónimo su cuartel de operaciones. El lugar es emblemático por varias razones: durante la época colonial, resistió los embates de las incursiones apaches, como también, tiempo después fue testigo de diversas escaramuzas revolucionarias; además, porque según se sabe, en ese lugar el Centauro del Norte planeó la incursión a Columbus, Nuevo México.
En el patio central de la finca, sentado en un taburete reclinable de madera; como los que utilizan los directores de cine; un hombre maduro, de cabello canoso y al ras, revisa minuciosamente una serie de mapas que ha apoyado en su muslo izquierdo. Es el general de brigada John Pershing, quien ahora tiene 56 años y una larga experiencia militar en lugares como Panamá, Cuba y las islas Filipinas. De postura firme, piernas entrecruzadas, chaqueta de lana y pantalón en color caqui, el oficial norteamericano parece concentrarse mientras hace unas marcas con su bolígrafo. Ahora mismo, comanda la llamada Expedición Punitiva, traducción de la expresión “punitive expedition”, utilizada frecuentemente en los medios impresos norteamericanos, que cubren con particular interés la misión bélica. Desde su llegada a Fort Bliss, en el Paso, Texas; “Black Jack” -como también se le conoce- ha mantenido raya a experimentados revolucionarios como Pascual Orozco o el propio Victoriano Huerta. Quizás por eso, fue el hombre seleccionado para dicha misión.
“Autoridades mexicanas ofrecen el uso de cables telegráficos”, “Se enviarán provisiones por la ruta de Ojinaga”. Destacan los titulares de la edición matutina del “The Boston Globe”, del 10 de abril de 1916, las notas se entrelazan con noticias de “Barcos hundidos por submarinos alemanes” y otras, que destacan el incremento de los bombardeos en París, en la Primera Guerra Mundial.
La incursión a Columbus ocurrió el 9 de marzo de 1916 y fue repelida por los soldados del 13 Regimiento de Caballería del Ejército de los Estados Unidos, causando diversas bajas en ambos bandos. Ante esto, la respuesta del gobierno norteamericano fue enviar a 5 mil efectivos militares, y después a 6 mil más. La ruta que siguió la fallida cacería incluyó lugares a Laguna Guzmán, Colonia Dublán, Casas Grandes, Galeana, El Valle, Namiquipa, El Oso, Guerrero, Cusihuirachic, Satevó y Parral.
En medio del fracaso de la intervención, que inició el 16 de marzo de 1916 y terminó el 14 de febrero de 1917, los norteamericanos respondieron que: el “verdadero propósito era mostrar el poder de los Estados Unidos en un país perturbado [y] fuera del control de las autoridades…como un medio para controlar las agregaciones sin ley de bandidos y prevenir sus ataques a través de la frontera”.
La expedición fue vista como una señal de debilidad del gobierno carrancista, que otorgó todas las facilidades al ejército invasor, como una manera de deshacerse de un enemigo común. En el ámbito internacional, la Expedición Punitiva sirvió como un ejercicio de prácticas militares. Años más tarde, el propio Pershing, sería nombrado General de los Ejércitos de los Estados Unidos de Norteamérica, dirigiendo las operaciones militares en Francia, en contra de Alemania.